Cerca del pueblo de Guadalupe está instalado el OVT, un observatorio que lleva vigilando al volcán Tungurahua desde hace casi dos décadas. Gracias a la amabilidad de los compañeros Francisco y Carmelo, ambos del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, pudimos conocer cómo funciona y en que consiste el sistema de monitoreo del gigante andino.
Su objetivo es recopilar, analizar y evaluar los datos que registran las herramientas instaladas en su ladera, tales como estaciones sísmicas, medidores de gases y de deformación, recolectores de cenizas o detectores de lahares. Los científicos nos mostraron algunas de esos sofisticados aparatos y el proceso que se debe realizar con la información obtenida. De ese modo, se podría descifrar cuál será el posible comportamiento del Tungurahua y actuar en consecuencia.
Además, el equipo del IG nos dejó participar en otro de los procedimientos que debe efectuar cada semana: la medición de la temperatura y pH de las aguas termales que bañan las Piscinas de la Virgen y los Baños el Salado que están situadas en la ciudad de Baños de Agua Santa. Allí pudimos comprobar cómo se realiza el muestreo que luego se enviará para ser analizado y la medición de los diversos parámetros que deben ser registrados para valorar su evolución.
Pero más allá de este monitoreo exhaustivo, el gran éxito de la iniciativa ha sido la enorme complicidad alcanzada con vecinos y autoridades locales. La participación activa de la comunidad se logró gracias a la eficiente transmisión de conocimientos científico-técnicos que el Instituto Geofísico ha ido realizando a nivel comunitario todo este tiempo. Resultado de lo cual fue el establecimiento de sistemas de alerta temprana, desarrollo de simulacros, lo que favoreció el incremento de su resiliencia.
Entre todos los miembros de la comunidad destacaríamos a una veintena de hombres y mujeres, voluntarios locales, que se han convertido en los ojos del equipo científico del observatorio. Ellos y ellas son los vigías del volcán, sus guardianes, que, tras más de 17 años de colaboración y convertidos ya en verdaderos vulcanólogos, cubren sus distintos flancos, transmitiendo cada día la información visual al OVT.
El monitoreo constante tiene como objetivo principal, además de conocer mejor el funcionamiento de las entrañas del coloso, el de preservar la seguridad de las comunidades próximas, por lo que se informa continuamente a las autoridades locales sobre las condiciones del volcán y se alerta cuando se producen situaciones de riesgo.