La ciudad esmeraldeña que se mueve por ser cada día mejor
Sentados en nuestro cálido porche de la cabaña en Atacames, mi compañero Carmelo Triolo y yo, Ana Jayone Yarza, (equipo EUAV – Atacames) nos disponemos a planear las actividades de la semana desde nuestras ópticas como desarrollador comunitario y arquitecta.
Por un lado, nos fijamos en lo que tenemos cerquita, comunidades urbanas dentro de Atacames. Para ello, nos subimos a la terraza de la vecina y observamos nuestro querido barrio Victoria de Dios, al otro lado del río Atacames. Se trata de un asentamiento informal en la periferia, que además de ser muy vulnerable frente a inundaciones, terremotos e incendios, sufre de una problemática social aguda. La comunidad, en cambio, no tiene nada de sufrida: dinámicos, fuertes y motivados trabajan por un barrio mejor. La presidenta lidera diversas iniciativas urbanas que apoyamos desde Ecuasol, y junto con la Cruz Roja estamos realizando una metodología participativa para que la comunidad misma lleve a cabo acciones sustentables de cambio.
Como todo ésto nos sabe a poco, el mes de abril hemos llamado a tres expertos: el fotógrafo y experto en comunicación Giorgos Charitakis y los arquitectos especializados en construcción de emergencia Samanta Tumbarello y Martín López. Así que cámara al hombro y escuadra y cartabón en la mochila, nos hemos puesto en marcha rumbo a las comunidades rurales. Muy temprano por la mañana salimos y recorremos los exuberantes paisajes tropicales de los cantones Atacames y Muisne. Algunos días, nos toca cruzar un río e ir botando dentro del carro para sortear las curvas y el lodo que nos separan de las comunidades. Otros, cruzamos en gabarra a la isla de Muisne, y otra vez, tenemos que caminar con el agua hasta la cintura para llegar al barrio. Aquí damos apoyo a CARE Ecuador y al Ministerio de Salud en diversas actividades: capacitaciones, talleres o reconstrucción de centros de salud.
Poco a poco vamos avanzando, conociendo y fortaleciendo a las instituciones y a las comunidades de este gran cantón esmeraldeño. Sus costumbres, cultura, personalidad y gastronomía van impregnando nuestras vidas (y nuestras barrigas) cada día más y más, enseñándonos la magia y el calor de este bello rincón de la costa ecuatoriana.
Felices de poder trabajar en Atacames, continuamos llenos de motivación y fuerza para seguir apoyando y fortaleciendo a sus habitantes.